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François de La Rochefoucauld - Reflexiones o sentencias y máximas morales

François de La Rochefoucauld - Reflexiones o sentencias y máximas morales

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Publicado porLuis A. Gonzales N.
François de La Rochefoucauld - Reflexiones o sentencias y máximas morales
François de La Rochefoucauld - Reflexiones o sentencias y máximas morales

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Reflexiones o sentencias: 053
Reflexiones o sentencias: 05
§ 41.
Parece que la naturaleza, que tan sabiamente ha dispuesto los órganos de nuestro cuerpo para hacernos felices,nos ha dado también el orgullo para excusarnos el dolor de conocer nuestras imperfecciones.
§ 42.
Mas parte tiene en las advertencias que hacemos a los que yerran el orgullo que la bondad; y no tanto losreprehendemos para corregirlos, como para persuadirles que estamos exentos de aquellos defectos.
§ 43.
Prometemos según nuestras esperanzas, y cumplimos según nuestros temores.
§ 44.
El interés habla todos los idiomas y representa todos los papeles; hasta el del desinteresado.
§ 45.
El interés que ciega a unos, sirve de luz a otros.
§ 46.
Hácense ordinariamente incapaces de grandes cosas los que se aplican demasiado a menudencias.
§ 47.
No son suficientes nuestras fuerzas para poder ir en todo con nuestra razón.
§ 48.
Creen comunmente los hombres conducirse, cuando son conducidos; y mientras su espíritu los dirige hacia unobjeto, los arrastra insensiblemente su corazón hacia otro.
§ 49.
Solo percibimos las alteraciones y movimientos extraordinarios de nuestros humores y temperamento, como laviolencia de la cólera; pero casi nadie conoce que estos humores tienen un curso ordinario y reglado que mueve einclina dulce e imperceptiblemente nuestra voluntad a diferentes acciones. Caminan juntos, por decirlo asi, y ejercensucesivamente un secreto imperio en nosotros mismos: de modo que les somos deudores, sin que podamosadvertirlo, de una parte considerable de todas nuestras acciones.
§ 50.
Mal denominadas están la fuerza y la debilidad del espíritu; pues no son en efecto otra cosa que la buena omala disposición de los órganos del cuerpo.
Reflexiones o sentencias: 06
§ 51.
Aun más extravagante es el capricho de nuestro humor que el de la fortuna.
§ 52.
La complexión que produce un talento propio para bagatelas, es contraria a la que le produce propio para cosasgrandes.
§ 53.
El apego o la indiferencia de los filósofos a la vida no es mas que una complacencia de su amor propio; de quedebemos disputar tanto como del gusto del paladar, o de la elección de los colores.
§ 54.
Es una especie de felicidad el conocer hasta que punto debemos ser felices.
§ 55.
Nuestro humor es el que pone precio a todo lo que nos da la fortuna.
§ 56.
La felicidad está en el gusto, y no en las cosas. Entonces es uno feliz cuando posee lo que ama, y no cuandotiene lo que es amable para los otros.
§ 57.
En vano nos fatigamos en buscar fuera de nosotros el reposo que no hallamos dentro de nosotros mismos.
§ 58.
Nunca somos tan felices ó infelices como imaginamos.
§ 59.
Los que se creen beneméritos tienen a honor ser desgraciados; para persuadirse a sí y a los otros que son dignosde ser el blanco de la fortuna.
§ 60.
Nada debe disminuir más la satisfacción que tenemos de nosotros mismos, que el ver que en un tiempodesaprobamos lo que aprobamos en otro.
 
Reflexiones o sentencias: 074
Reflexiones o sentencias: 07
§ 61.
Por diferentes que nos parezcan las fortunas, hay sin embargo una cierta compensacion de bienes y de malesque las iguala.
§ 62.
Por grandes ventajas que de la naturaleza; no es sin embargo ella sola, sino también la fortuna, la que hace loshéroes.
§ 63.
El desprecio de las riquezas era en los filósofos un deseo oculto de vengar su mérito de la injusticia de lafortuna, por el desprecio de los mismos bienes de que los privaba; era un secreto para ponerse a cubierto delenvilecimiento de la pobreza: era un camino tortuoso para llegar a la estimación que por las riquezas no podíanadquirir.
§ 64.
El odio a los privados no es mas que el amor del favor. El despecho de no tenerle se consuela y mitiga con eldesprecio que se manifiesta de los que le tienen; y les rehusamos nuestros homenajes, ya que no podemos quitarleslo que les atrae los de todo el mundo.
§ 65.
Para establecernos en el mundo hacemos lo posible por aparentar que lo estamos.
§ 66.
Por mas que los hombres se lisongeen de sus grandes aciertos; no son estos por lo común efectos de unaperfecta combinación, sino de la casualidad.
§ 67.
Parece que nuestras acciones tienen estrellas felices o infelices, a que deben una gran parte de la alabanza ovituperio que se les da.
§ 68.
No hay accidentes, por fatales que sean, de que no saquen los sabios alguna ventaja; ni accidentes tanprósperos, que no puedan los imprudentes convertir en su daño.
§ 69.
Todo lo endereza la fortuna en beneficio de los que favorece.
§ 70.
La felicidad o infelicidad de los hombres depende no menos de su humor que de la fortuna.
 
Reflexiones o sentencias: 085
Reflexiones o sentencias: 08
§ 71.
Para poder responder de nuestras acciones futuras, sería preciso poder responder de nuestra fortuna.
§ 72.
La sinceridad es una efusión del corazón. Muy pocos la tienen; y la que ordinariamente vemos no es sino unrefinado disimulo para ganar la confianza de los demás.
§ 73.
La aversion a la mentira es regularmente una imperceptible ambición de hacer dignos de consideraciónnuestros testimonios, y de merecer a nuestras palabras un respeto de religión.
§ 74.
No hace tanto bien en el mundo la verdad, como mal sus apariencias.
§ 75.
¿Cómo podremos decir lo que querremos en adelante, si no sabemos precisamente lo que queremos alpresente?
§ 76.
Aunque no puede la prudencia asegurarnos del menor acontecimiento, no hay sin embargo elogios que no latributemos.
§ 77.
Un hombre sabio debe reglar sus intereses, y ponerlos cada uno en su orden. Nuestra avaricia le turba por loregular; haciéndonos atender a un tiempo a tantas cosas, que, por desear demasiado las de menos importancia,olvidamos las más considerables.
§ 78.
Es el amor respecto del alma del amante, lo que el alma respecto del cuerpo que anima.
§ 79.
Es la gentileza respecto del cuerpo, lo que el entendimiento respecto del espíritu.
§ 80.
Difícil es definir al amor. Lo que de él se puede decir es, que en el alma es una pasión de reinar, en los espíritusun simpatía, y en el cuerpo un apetito oculto y delicado de poseer lo que se ama después de muchos misterios.
Reflexiones o sentencias: 09
§ 81.
Si hay algun amor puro y sin mezcla de las demás pasiones, es el que está oculto en el fondo del corazón eignoramos nosotros mismos.
§ 82.
No hay disfraz que pueda ocultar por largo tiempo el amor donde le hay, o fingirle donde no le hay.
§ 83.
Como nunca somos libres en amar o dejar de amar; ni puede el amante quejarse con justicia de la inconstanciade su amada, ni ésta de la ligereza de su amante.
§ 84.
Pocos hay que, cuando ya no se aman, no se avergüenzen de haberse amado.
§ 85.
Si juzgamos del amor por la mayor parte de sus efectos, se asemeja más al odio que a la amistad.
§ 86.
Podrán hallarse mujeres que nunca hayan tenido cortejo; pero es difícil hallarlas que solo hayan tenido uno.
§ 87.
No hay mas que una especie de amor; pero hay mil diferentes copias de él.
§ 88.
El amor, igualmente que el fuego, no puede subsistir sin un movimiento continuo; y se acaba luego que falta laesperanza o el temor.
§ 89.
Sucede con el verdadero amor lo que con la aparición de los espíritus: todo el mundo habla de ellos, y pocoslos han visto.
§ 90.
El amor presta su nombre a un número infinito de comercios que se le atribuyen, y en que tiene tanta partecomo el
 Dux
en lo que se hace en Venecia.
 
Reflexiones o sentencias: 106
Reflexiones o sentencias: 10
§ 91.
No es otra cosa el deseo de justicia, sino un vivo recelo de que nos desposean de lo nuestro. De aquí provieneaquella consideración y aquel respeto a los intereses del próximo, y aquella escrupulosa aplicación a no perjudicarleen nada. Este temor retiene al hombre en los límites de aquellos bienes que debe al nacimiento o a la fortuna; y sin élusurparla a los otros cuantos pudiese.
§ 92.
La justicia en los Jueces moderados no es mas que el deseo de su elevación.
§ 93.
Vituperamos la injusticia, no por la aversión que la tenemos, sino por el perjuicio que nos ocasiona.
§ 94.
El amor a la justicia en la mayor parte de los hombres no es otra cosa que el temor de sufrir la injusticia.
§ 95.
El silencio es el partido más seguro de quien desconfia de sí mismo.
§ 96.
Lo que nos hace tan inconstantes en nuestras amistades, es la dificultad de conocer las calidades del alma, y lafacilidad de conocer las del ingenio.
§ 97.
Nada podemos amar sino con relación a nosotros mismos, ni hacemos más que seguir nuestro gusto y placercuando preferimos nuestros amigos a nosotros mismos: pero no obstante, solo cuando haya esta preferencia seráverdadera y perfecta la amistad.
§ 98.
La reconciliación con nuestros enemigos es un deseo de mejorar nuestra condición; un cansancio ya de laguerra, y un temor de algún mal suceso.
§ 99.
Cuando nos cansamos de amar, celebramos la infidelidad de la otra parte, por quedar quitos de nuestrafidelidad.
§ 100.
El primer movimiento de gozo que tenemos por la felicidad de nuestros amigos, ni proviene de nuestrabondad natural, ni de la amistad que les profesamos: es un efecto del amor propio que nos lisongea con la esperanzade lograr nuestro turno de felicidad, o de sacar algun partido de su buena fortuna.
 
Reflexiones o sentencias: 117
Reflexiones o sentencias: 11
§ 101.
Lo que los hombres llaman amistad no es mas que una compañía, un manejo recíproco de intereses, uncambio de buenos oficios; en fin un comercio en que el amor propio siempre se propone ganar algo.
§ 102.
Mas vergonzoso es desconfiar de sus amigos, que ser engañado de ellos.
§ 103.
Nos persuadimos de ordinario a que amamos a los más poderosos que nosotros; y solo es el interes el queproduce nuestra amistad. No se la profesamos por el bien que les queremos hacer, sino por el que de ellos esperamosrecibir.
§ 104.
Siempre hallamos algo que no nos desagrada en la adversidad de nuestros mayores amigos.
§ 105.
¿Cómo queremos que guarde otro un secreto, cuando no hemos podido nosotros guardarle?
§ 106.
Tiene tambien el amor propio, como si no le bastara la de transformarse a sí mismo, la virtud de transformarlos objetos; y lo hace de un modo bien extraño. No solo los disfraza tan bien que se engaña a sí propio, sino quemuda también el estado y naturaleza de las cosas. Efectivamente; cuando nos es contraria una persona y conviertecontra nosotros su odio y persecución, juzga sus acciones nuestro amor propio con toda la severidad de la justicia, daa sus defectos una extensión que los hace enormes, y nos propone sus buenas prendas de un modo tan pocoventajoso, que nos disgustan mas que sus propios defectos. Pero conviértase en nuestro favor esta misma persona, oreconciliela con nosotros algun interes; nuestra satisfaccion sola restituye bien pronto a su mérito todo el lustre queacababa de quitarle nuestra aversión; desaparecen sus malas calidades; comparecen las buenas mucho masventajosamente que antes, y empleamos toda nuestra indulgencia en justificar la guerra que nos había hecho. Aunquetodas las pasiones demuestren esta verdad, el amor la hace ver mas claramente que las otras; pues vemos a unamante, agitado de la rabia que le ha causado el olvido o infidelidad de su amada, meditar para su venganza todo lomás violento que inspira esta pasión: pero al punto que su presencia calma el furor de sus movimientos; su regocijohace inocente a la belleza, se acusa solo a sí mismo, condena sus condenaciones; y por esta milagrosa virtud delamor propio, quita toda la fealdad a las acciones de su amada, y se achaca a sí mismo el delito de que la acusaba.
§ 107.
La ceguedad de los hombres es el efecto mas peligroso del orgullo. Sirve para nutrirle y aumentarle, y nosquita el conocimiento de los remedios que pudieran aliviar nuestras miserias y curar nuestros desarreglos.
§ 108.
Cuando no esperamos hallar razon en los demas, tampoco la tenemos nosotros.
§ 109.
No desterraron los Filósofos, y en especial Séneca, los vicios con sus preceptos; ni hicieron mas queemplearlos en la fábrica del orgullo.
§ 110.
Nuestra desconfianza justifica el engaño de otro.
 
Reflexiones o sentencias: 128
Reflexiones o sentencias: 12
§ 111.
No vivirían mucho tiempo los hombres en sociedad, si no fuesen los unos víctimas de la astucia de los otros.
§ 112.
Nuestro amor propio aumenta o disminuye las buenas prendas de nuestros amigos, a proporción de lasatisfacción que tenemos de ellos; y juzgamos de su mérito, por el modo con que se portan con nosotros.
§ 113.
Todos se quejan de su memoria, y nadie de su juicio.
§ 114.
Más agradamos comunmente en el comercio de la vida por nuestros defectos, que por nuestras buenas prendasy calidades.
§ 115.
No tiene la menor apariencia de tal la mayor ambición, cuando se halla en una absoluta imposibilidad dellegar a lo que aspira.
§ 116.
Desengañar a un hombre preocupado de su mérito, es hacerle tan mala obra, como se hizo al loco de Atenas,que creía eran suyos todos los bajeles que llegaban al puerto.
§ 117.
Gustan los viejos de dar buenos consejos, para consolarse de no estar ya en estado de dar malos ejemplos.
§ 118.
Los nombres célebres envilecen, en lugar de engrandecer, a los que no saben sostenerlos.
§ 119.
La señal de un mérito extraordinario es ver a los que mas le envidian precisados a alabarle.
§ 120.
Algunos ingratos son menos culpables de su ingratitud, que los que les han hecho el beneficio.
Reflexiones o sentencias: 13
§ 121.
Nos engañamos creyendo que el ingenio y el juicio son dos cosas diferentes. El juicio no es mas que laextension de las luces del ingenio; las cuales penetran hasta el fondo de las cosas, observan en ellas todo lo quemerece notarse, y perciben aun lo que parece imperceptible. Asi pues conviene quedemos de acuerdo en que laextensión de las luces del ingenio es la que produce todos los efectos atribuidos al juicio.
§ 122.
Cada cual habla bien de su corazon, y nadie se atreve a hablar de su ingenio.
§ 123.
La cultura del ingenio consiste en pensar en cosas honestas y delicadas.
§ 124.
La agudeza del ingenio consiste en decir cosas placenteras de un modo agradable.
§ 125.
Sucede frecuentemente parecer perfectas las cosas a nuestro ingenio, porque no es capaz de hacerlas conmayor perfección.
§ 126.
Siempre es el ingenio burlado por el corazón.
§ 127.
No todos los que conocen su ingenio conocen su corazón.
§ 128.
Los hombres y los negocios tienen su punto de vista. Unos deben mirarse de cerca para juzgar bien de ellos, yde otros no se puede juzgar tan bien, si no se miran de lejos.
§ 129.
No es racional el que por acaso descubre la razon; sino el que la conoce, la discierne, y gusta de ella.
§ 130.
Para entender bien las cosas es necesario saber su pormenor; y como este es casi infinito, son siempresuperficiales e imperfectos nuestros conocimientos.
 
Reflexiones o sentencias: 149
Reflexiones o sentencias: 14
§ 131.
Disimular la coquetería es una coquetería refinada.
§ 132.
No puede el ingenio representar por mucho tiempo el papel del corazón.
§ 133.
La juventud es inconstante en sus gustos por el ardor de la sangre; y la vejez tenaz en los suyos porcostumbre.
§ 134.
Nada damos con tanta liberalidad como los consejos.
§ 135.
Cuanto mas amamos a una mujer, estamos más próximos a aborrecerla.
§ 136.
Con la vejez se aumentan los defectos del ingenio asi como los del rostro.
§ 137.
Hay buenos matrimonios; pero no los hay deliciosos.
§ 138.
No podemos consolarnos de ser engañados por nuestros enemigos, y vendidos por nuestros amigos; peroquedamos regularmente satisfechos cuando lo somos por nosotros mismos.
§ 139.
Tan fácil es engañarse uno a sí mismo sin conocerlo, como difícil engañar a los otros sin que lo entiendan.
§ 140.
En nada hay menos sinceridad que en el modo de pedir y dar consejos. El que los pide afecta una respetuosadeferencia a los sentimientos de su amigo, aunque no piense sino en hacerle aprobar los suyos y garante de suconducta: y el que los da paga la confianza que se le manifiesta con un celo ardiente y desinteresado, aunque nobusque ordinariamente en los consejos que da, sino su propio interes o gloria.
Reflexiones o sentencias: 15
§ 141.
La mas sutil astucia de todas es saber fingir bien haber caido en los lazos que nos han armado; y nunca tanfácilmente somos engañados, como cuando pensamos engañar á otros.
§ 142.
La intencion de nunca engañar nos expone á ser engañados frecuentemente.
§ 143.
Tan acostumbrados estamos á disfrazarnos para con los otros, que finalmente nos disfrazamos para connosotros mismos.
§ 144.
Las traiciones que hacemos provienen mas ordinariamente de debilidad, que de un designio deliberado.
§ 145.
Hacemos frecuentemente bien para poder impunemente hacer mal.
§ 146.
Si resistimos á nuestras pasiones, mas es por su debilidad que por nuestra fuerza.
§ 147.
Apenas habria placer si nunca se lisongeara.
§ 148.
Toda su vida estan afectando los mas diestros vituperar los artificios, para usar con fruto de ellos en algunagrande ocasion, y por algun crecido interes.
§ 149.
La señal mas característica de un alma baja es el uso comun y ordinario del artificio y doblez; y casi siempresucede, que el que se vale de ellos para cubrirse por una parte, se descubre por otra.
§ 150.
Las astucias y roñerías provienen de la falta de habilidad.
 
Reflexiones o sentencias: 1610
Reflexiones o sentencias: 16
§ 151.
El verdadero medio de ser engañado, es creerse mas astuto que los demas.
§ 152.
La demasiada sagacidad es una falsa delicadeza, y la verdadera delicadeza es una sólida sagacidad.
§ 153.
A veces basta ser ignorante para no ser engañado por un hombre hábil.
§ 154.
La debilidad es el único defecto que no se puede corregir.
§ 155.
El menor defecto de las mugeres abandonadas al galanteo, es el galanteo.
§ 156.
Mas fácil es ser sabio para los otros, que serlo para nosotros mismos.
§ 157.
Los mas sabios lo son en las cosas indiferentes; pero casi nunca lo son en sus mas importantes negocios.
§ 158.
La mas sutil locura es hija de la mas sutil sabiduría.
§ 159.
La sobriedad es el amor á la salud, ó la imposibilidad de comer mucho.
§ 160.
Las únicas buenas copias son las que nos hacen ver lo ridículo de los malos originales.
Reflexiones o sentencias: 17
§ 161.
Nunca somos tan ridículos por las calidades que tenemos, como por las que afectamos tener.
§ 162.
Tan indiferentes somos á veces respecto de nosotros mismos, como respecto de los demas.
§ 163.
Hay algunos que jamas hubieran amado, si nunca hubieran oido hablar del amor.
§ 164.
Hablamos poco cuando la vanidad no nos hace hablar.
§ 165.
Mas queremos decir mal de nosotros mismos, que dejar de hablar de nosotros mismos.
§ 166.
Una de las causas por que hay tan pocos que parezcan razonables y agradables en la conversacion, es por nohaber casi ninguno que no piense mas en lo que quiere decir, que en responder precisamente á lo que se le dice. Losmas hábiles y complacientes se contentan con mostrar un semblante atento, al mismo tiempo que se nota en sus ojosy en su espíritu una distraccion de lo que se les está diciendo, y una precipitacion por volver á lo que quieren decir:en vez de considerar que es un mal medio de agradar á los otros ó persuadirlos, el procurar tanto agradarse á sí mismos; y que asi el escuchar bien, como el contestar bien, son una de las mayores perfecciones que se puedenapetecer en una conversacion.
§ 167.
Un hombre de talento se veria frecuentemente embarazado sin la compañía de los necios.
§ 168.
Blasonamos comunmente de nuestra paciencia y tolerancia; y no podemos sufrir sin inquietud una compañíadesagradable.
§ 169.
Nunca se olvidan mejor las cosas, que cuando nos llega á cansar el hablar de ellas.
§ 170.
Asi como es carácter de los grandes ingenios decir mucho en pocas palabras, lo es tambien de los pequeños eldon de hablar mucho sin decir nada.
 
Reflexiones o sentencias: 1811
Reflexiones o sentencias: 18
§ 171.
Mas exageramos las buenas calidades de los otros por dar á entender nuestro discernimiento, que porrecomendar su mérito; y queremos grangearnos los elogios, cuando parece que los tributamos.
§ 172.
Ni gustamos de alabar á otros, ni lo hacemos jamas sin interes. La alabanza es una fina lisonja, oculta ydelicada, que satisface diferentemente al que la da y al que la recibe: éste la toma como recompensa de su mérito, yaquel la da por manifestar su discernimiento y equidad.
§ 173.
Usamos regularmente de unas alabanzas emponzoñadas, que de resulta descubren en aquellos á quienesalabamos los defectos que de otro modo no nos atrevemos á manifestar.
§ 174.
Regularmente alabamos solo por ser alabados.
§ 175.
Pocos hay tan diestros, que sepan preferir el útil vituperio á la peligrosa alabanza.
§ 176.
Ni alabamos la virtud, ni vituperamos el vicio, sino por interes.
§ 177.
Hay reprehensiones que elogian, y elogios que reprehenden.
§ 178.
La modestia que parece rehusar las alabanzas, no es efectivamente otra cosa que un deseo de conseguir otrasmayores.
§ 179.
Rehusar las alabanzas, es un deseo de ser alabado dos veces.
§ 180.
Los elogios que se nos tributan sirven á lo menos para fijarnos en la práctica de las virtudes.
Reflexiones o sentencias: 19
§ 181.
El deseo de merecer los elogios que se nos tributan, fortifica nuestra virtud; y los que se dan al ingenio, alvalor y á la belleza, contribuyen á aumentarlos.
§ 182.
Mas difícil es el estorbar que nos gobiernen, que gobernar á otros.
§ 183.
No podria perjudicarnos la lisonja de los otros, si no nos lisongeásemos á nosotros mismos.
§ 184.
No distinguimos las especies de cólera; siendo asi que hay una leve y casi inocente que proviene del ardor dela complexion, y otra muy criminal que es, hablando con propiedad, el furor del orgullo.
§ 185.
La naturaleza da el mérito, y la fortuna le hace valer.
§ 186.
Las almas grandes no son aquellas que tienen menos pasiones y mas virtud que las comunes, sino las quetienen mas vastos designios.
§ 187.
Muchos defectos que no podria corrigir la razon, los corrige la fortuna.
§ 188.
Hay unos que desagradan á pesar de su mérito, y otros que agradan a pesar de sus defectos.
§ 189.
Hay personas cuyo mérito consiste en decir y hacer útilmente necedades, y que lo perderian todo si mudasende conducta.
§ 190.
Hacen los reyes con los hombres lo que con las monedas: les dan el valor que quieren, y hay precision derecibirlas segun su curso y no segun su verdadero precio.
 
Reflexiones o sentencias: 2012
Reflexiones o sentencias: 20
§ 191.
La gloria de los grandes hombres se debe siempre medir por los medios de que se han valido para adquirirla.
§ 192.
La adulacion es una moneda falsa, que solo tiene curso por nuestra vanidad.
§ 193.
No basta tener grandes calidades; es necesario usarlas con economía.
§ 194.
Por brillante que sea una accion, no se debe calificar de grande, sino cuando sea resultado de una grandecombinacion.
§ 195.
Debe haber cierta proporcion entre las acciones y los designios, si queremos sacar de ellas todas las ventajasque pueden producir.
§ 196.
El arte de saber emplear bien las mediocres calidades, es el que grangea la estimacion, y da por lo comun masreputacion que el verdadero mérito.
§ 197.
Hay infinitos modos de conducirse que parecen ridículos, y cuyas ocultas razones son muy sabias y muysólidas.
§ 198.
Mas fácil es parecer digno del puesto que no se tiene, que del que se ocupa.
§ 199.
Nuestro mérito nos grangea la estimacion de los hombres de bien, y nuestra estrella la del público.
§ 200.
Mas recompensa por lo regular el mundo la apariencia del mérito, que el mérito mismo.
Reflexiones o sentencias: 21
§ 201.
Mas opuesta es á la economía la avaricia que la liberalidad.
§ 202.
Menos crueles hace la ferocidad natural que el amor propio.
§ 203.
Por engañosa que sea la esperanza, sirve á lo menos de conducirnos al fin de la vida por un camino delicioso.
§ 204.
Siendo asi que por pereza y timidez nos contenemos en los límites de nuestra obligacion, se lleva la virtudordinariamente todo el honor.
§ 205.
Difícil es juzgar si un proceder claro, sincero y honesto es efecto de probidad ó de simulacion.
§ 206.
Lo que el mundo llama virtud, es por lo comun un fantasma formado por nuestras pasiones, á que se da unnombre honesto, para hacer impunemente cuanto se quiera.
§ 207.
De tal modo estamos preocupados en nuestro favor, que lo que regularmente tenemos por virtudes, no es enrealidad sino un número de vicios que se les parecen, y que el orgullo y el amor propio nos han disfrazado.
§ 208.
Se pierden las virtudes en el interes, como los rios en el mar.
§ 209.
Si examinamos bien los varios efectos del enojo, hallaremos que nos hace faltar á mas obligaciones que elinteres.
§ 210.
Varias clases hay de curiosidad: una de interes, que nos incita á desear saber lo que puede sernos útil; y otrade orgullo, que nace del deseo de saber lo que los otros ignoran.

Actividad (26)

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